La terapia celular es una novedosa arma terapeútica complementaria muy prometedora en el campo de la insuficiencia cardiaca. Su uso en la enfermedad cardiovascular consiste en la implantación en el músculo cardiaco o miocardio de células madre (células con capacidad de generar nuevas células), con el fin de favorecer la proliferación de vasos sanguíneos (angiogénesis) que aumenten el aporte de sangre en aquellos territorios que más lo necesitan. Así mismo, desde un punto de vista teórico y aunque no hay datos concluyentes al respecto, dichas células se podrían transformar en nuevas células musculares (miocitos), regenerando el músculo cardiaco dañado y mejorando así la función cardiaca. ¿Qué son las células madre y qué tipos hay?
Las células madre son aquellas que tienen la capacidad de diferenciarse en distintos tipos celulares en el cuerpo durante el desarrollo y el crecimiento, pudiendo generar los diferentes tejidos y órganos de nuestro cuerpo. Cada célula nueva tiene el potencial de permanecer como célula madre, indiferenciada, con capacidad de generar cualquier tejido, o bien especializarse o, lo que es lo mismo, convertirse en otro tipo celular con una función específica, como células musculares, cerebrales, etc. Son células capaces de renovarse por división celular. Además, en muchos tejidos sirven como un sistema de reparación interno para reponer otras células.
Hay dos tipos principales de células madre:
- Células madre embrionarias: Son aquellas obtenidas del embrión. Son capaces de transformarse en cualquier tipo celular y generar cualquier tejido u órgano.
- Células madre adultas: Provienen principalmente de la médula ósea y permanecen en los órganos o tejidos como células indiferenciadas. Tienen la capacidad de diferenciarse en el tipo celular del órgano donde asientan. Su función es mantener y reparar el tejido.
¿Para qué sirven las células madre?
Debido a sus propiedades, las células madre se utilizan en las terapias celulares regenerativas, para reparar los tejidos u órganos enfermos y deteriorados. Bien es verdad que la mayoría de las aplicaciones aún se encuentran en una fase experimental y su verdadero potencial saldrá a la luz después de muchas investigaciones. Aún así, su campo de aplicación podría abarcar, entre otros, tratamientos complementarios en el cáncer (sobre todo hematológico), la ingeniería tisular (renovando tejidos enfermos o dañados), enfermedades autoinmunes (como la diabetes, enfermedad de Crohn, lupus eritematoso, etc.), daño neurológico (enfermedad de Alzheimer, daño cerebral o de la médula espinal, etc.) y otros (quemados, etc.)
¿Cuál es su papel en las enfermedades cardiovasculares? ¿Podrían aplicarse en cardiopatías congénitas?
La terapia celular en la enfermedad cardiovascular está más desarrollada en la patología del adulto que en la del niño. Se aplica principalmente en los infartos e isquemia coronaria (cardiopatía isquémica) con el objetivo de recuperar el músculo cardiaco dañado por el infarto y mejorar así la función cardiaca.
En el campo de las cardiopatías congénitas, su uso podría ser eficaz en aquellas enfermedades que producen isquemia (falta de riego coronario y de oxígeno al músculo cardiaco) miocárdica, como en el caso de la arteria coronaria naciendo de la arteria pulmonar. Así mismo, en casos muy seleccionados de fallo cardiaco severo (insuficiencia cardiaca terminal) causados por miocardiopatía dilatada idiopática (dilatación severa del corazón que provoca una alteración en el bombeo de la sangre), se puede utilizar dicha terapia con el fin de mejorar la función cardiaca y así evitar o retrasar la necesidad de un trasplante cardiaco.
El uso de otras células madre (en concreto células progenitoras endoteliales) para el recubrimiento de prótesis vasculares está siendo intensamente estudiado. La obtención de prótesis vasculares recubiertas que impidieran o dificultaran la formación de trombos podría suponer un importante avance para la cirugía cardiaca infantil, pues se utilizarían en las fistulas sistémico-pulmonares (cirugía paliativa de muchas cardiopatías cianóticas), en los conductos entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar (típico de los Fallots con insuficiencia valvular pulmonar, Truncus o AP+CIV) y en el Fontan extracardiaco entre otros, mejorando su permeabilidad y evitando la trombosis precoz.
También su uso podría extenderse en el campo de las valvulopatías (lesiones de las válvulas del corazón), en las que podrían las células madre reparar o sustituir una válvula cardiaca dañada, evitando o retrasando así la necesidad de una prótesis valvular.
Sin embargo, todos estos campos de investigación avanzan lentamente, y por ahora la aplicación en el ámbito cardiológico en la población pediátrica es anecdótica y sin posibilidad de valorar sus resultados reales.