Los obstetras ecografistas estamos especializados en la ecografía del feto para el diagnóstico de todas las anomalías fetales, entre ellas, las cardiopatías. Estamos al servicio de los obstetras que tienen dudas sobre la existencia o no de una malformación. En mi experiencia personal como obstetra ecografista, he realizado unas 75.000 ecografías fetales desde el año 1985, que equivalen a unas 37.000 embarazos, 960 de ellos gemelares, y he diagnosticado 370 cardiopatías congénitas, todas ellas confirmadas por un cardiólogo pediatra. Cuando una mujer queda embarazada, la primera persona a la que normalmente acude es a un ginecólogo para que oriente de manera adecuada la vigilancia de su gestación. Hoy día, el método más efectivo y usado para ver el estado de salud del feto es la ecografía.
Normalmente, la primera exploración ecográfica se realiza al cumplir el tercer mes de embarazo. Aquí se evalúa, sobre todo, el riesgo de que puedan existir alteraciones genéticas. Se explora el grosor del pliegue nucal, osificación de huesos nasales y algunos flujos venosos, entre otras cosas.
En esta primera exploración, aunque el corazón fetal aún está sin terminar de formar, ya se puede ver que el flujo sanguíneo y el tamaño de las cavidades cardiacas y sus vasos de salida son normales. También, como marcador de riesgo de alteración cardiaca, se estudia el grosor del pliegue nucal, pues si éste está alterado, las posibilidades de problemas cardiacos se incrementan.
Si en esta primera exploración ecográfica se detectan estos signos de riesgo de alteración, se puede plantear una segunda exploración pasadas dos o tres semanas para confirmar estos hallazgos. Si siguen existiendo, se debe derivar a la embarazada a un cardiólogo infantil especializado en ecocardiografía fetal para que realice una exploración exhaustiva, llegue a un diagnóstico definitivo y plantee la actitud a seguir.
Aunque el resto de la exploración fetal sea normal, si se confirman alteraciones cardiacas, hay que valorar la realización de una amniocentesis para estudio cromosómico fetal, pues hay cardiopatías que se asocian con frecuencia a alteraciones cromosómicas. Su finalidad es proporcionar el máximo de información a los padres durante el periodo fetal.
Una vez estudiado el tipo de cardiopatía y confirmadas o no posibles alteraciones cromosómicas, hay que comunicar a los padres los resultados y responder con exactitud y honestidad a sus preguntas. Ellos deben tomar la decisión más apropiada.
Existen muchas alteraciones cardiacas que, si no se acompaña de síndromes, tienen muy buen pronóstico y son compatibles con una vida normal de calidad. Si el feto tiene cardiopatía, hay que vigilar a lo largo de la gestación el desarrollo de las diferentes cavidades y válvulas cardiacas.
Dependiendo del tipo de cardiopatía que tenga el feto, hay que valorar el centro hospitalario más adecuado para dar a luz, ya que en ocasiones hay alteraciones cardiacas que, tras el parto, necesitan intervención en el recién nacido, y por ello se aconseja que el centro hospitalario donde se produzca el parto disponga de equipo de cirugía cardiaca y cardiología infantil.
Hoy día se considera que, si se ha realizado un diagnóstico prenatal y se hace una asistencia adecuada del recién nacido, muchas de las cardiopatías fetales tienen buen pronóstico.