Recomendaciones sobre la actividad física y deporte en personas con cardiopatía congénita
Autor: Dra. Isabel Jiménez López (Cardiólogo UCC, HU Montepríncipe y Hospital Fuenlabrada)

Los avances diagnósticos y terapéuticos han permitido que los pacientes con cardiopatías congénitas alcancen la adolescencia y la vida adulta en condiciones cada vez mejores. La práctica del deporte es una parte importante del desarrollo físico y psíquico, siendo recomendable realizar ejercicio regular en todos los niños, incluidos los que tienen una cardiopatía congénita.

Aparte de los efectos beneficiosos cardíacos, se producen otros efectos beneficiosos fuera del corazón: disminuyen los niveles de colesterol y mejora el control de glucosa, aumenta la fijación del calcio en los huesos, mejora la función intestinal…La práctica regular del deporte aumenta los niveles de endorfinas, sustancias que contribuyen al bienestar; previene la obesidad, las enfermedades cardiovasculares adquiridas y la osteoporosis. En los niños con enfermedades cardíacas es frecuente el desarrollo de conductas sobreprotectoras por parte de los padres, que temen que el ejercicio afecte negativamente al corazón de sus hijos, con lo que no promueven o impiden la práctica de ejercicio, favoreciendo el sedentarismo. Esto hace que “pierdan fuelle” y la tolerancia al ejercicio se vaya perdiendo, lo que dificulta aún más la práctica del deporte y potencia la creencia por parte de la familia en la incapacidad del niño para hacer ejercicio, manteniendo así un círculo vicioso difícil de romper.

Recomendaciones generales:

Es necesario valorar INDIVIDUALMENTE a cada paciente y restringir sólo aquellas actividades que supongan un aumento de riesgo derivado de la gravedad de su cardiopatía y de los resultados de los procedimientos terapéuticos realizados. En general:

  • La actividad física cotidiana normal para la edad del niño no debe restringirse nunca, ya que no supone ningún riesgo adicional.
  • No se debe restringir el deporte escolar salvo el competitivo o muy intenso en casos seleccionados.

Recomendaciones particulares:

De acuerdo a la valoración cardiológica y clasificación del ejercicio físico y deporte y de las cardiopatías, aconsejamos:

  • Los pacientes con cardiopatía benigna pueden realizar sin restricción todo tipo de actividad física y deporte
  • Los pacientes con cardiopatías leves pueden realizar ejercicio y deporte recreativo sin restricción. También pueden realizar deporte competitivo de baja o media intensidad (baja o media carga estática y dinámica). Para el deporte competitivo de alta intensidad se recomienda antes hacer una prueba de esfuerzo. En caso de haberse implantado un dispositivo percutáneo, deben evitarse los deportes de contacto durante 6 meses tras la implantación.
  • Los pacientes con cardiopatías moderadas pueden realizar ejercicio y deporte recreativo de baja o media intensidad y deben evitar la de alta intensidad. En el deporte de competición pueden realizar los de baja y media intensidad si la prueba de esfuerzo es normal. Deben evitar los de alta intensidad
  • Los pacientes con cardiopatía grave pueden realizar ejercicio y deporte recreativo de baja intensidad y de media intensidad solo si la prueba de esfuerzo es normal. Deben evitar la de alta intensidad y todo tipo de deporte competitivo.
  • En los pacientes que reciben anticoagulación no estarán permitidos los deportes de contacto, así como en aquellos postoperados durante los primeros meses tras la cirugía.
  • Las personas con ciertas cardiopatías como la miocardiopatía hipertrófica, síndrome de Marfan, Ebstein grave, valvulopatías significativas, hipertensión pulmonar severa, anomalías coronarias congénitas significativas, alteración de la función ventricular, etc, deben abstenerse de la actividad deportiva de competición. También deben abstenerse de la actividad deportiva de competición e incluso del ejercicio y deporte recreativo las personas con una cardiopatía cianógena con saturación baja, estenosis aórtica o coartación grave, insuficiencia mitral u aórtica grave, disfunción ventricular severa o con riesgo de arritmias importantes.

Las correcciones quirúrgicas o por cateterismo pueden mejorar sustancialmente la tolerancia y permisividad al esfuerzo, deporte y deporte competitivo, máxime si se ha logrado solventar adecuadamente la lesión cardiaca y no hay lesiones residuales y anomalías asociadas. Por tanto, es lógico que después de una intervención quirúrgica o percutánea, hemodinámica y funcionalmente exitosa, el niño, adolescente o adulto operado puede replantear su actitud hacia el ejercicio y actividad deportiva, solicitando una nueva valoración al cardiólogo.