“Ante una enfermedad valvular del corazón que precise de actuación quirúrgica el intento de reparación valvular debe ser, siempre que sea posible, la primera opción” este pensamiento del responsable de cirugía de la Unidad de Cardiopatías Congénitas (UCC), el Dr. Glez. Rocafort, tiene que quedarse grabado en el cerebro de cualquier cirujano cardíaco de cardiopatías congénitas y ser su leitmotiv en la cirugía valvular congénita.
La técnica de reparación valvular (valvuloplastia) que se utiliza puede cambiar dependiendo de múltiples factores que hay que evaluar a priori: la válvula a reparar, el tipo de lesión, la anatomía individual de cada caso… Pero el objetivo final siempre es el mismo: utilizar el propio tejido valvular para corregir la lesión estructural.
Una de la últimas operaciones realizada por el equipo de cirugía de la UCC ha sido la reparación de la válvula tricúspide de un paciente de 20 años que sufría de una cardiopatía llamada Anomalía de Ebstein. A grandes rasgos, esta afectación cardíaca provoca una ausencia del desarrollo normal de la válvula que conecta la aurícula derecha (AD) y el ventrículo derecho (VD) y una migración de la misma hacia el VD provocando la atrialización del mismo (quita espacio al VD y se lo da a la AD). Lleva consigo un defecto en el cierre de la misma produciendo insuficiencia tricúspide y una menor capacidad del VD de aceptar sangre para enviarla a los pulmones (menos tamaño y peor función). En muchos casos la tolerancia a la lesión es buena durante años pero con el tiempo se produce clínica de insuficiencia cardíaca derecha (pérdida de capacidad funcional, intolerancia al ejercicio, hinchazón de piernas, de abdomen…) y arritmias auriculares empeorando claramente la calidad de vida del paciente.
La técnica empleada en esta ocasión por nuestros cirujanos para la reparación ha sido la “técnica de cono”, descrita por el cirujano brasileño Da Silva en 2007. En la misma se realiza una desinserción completa de los velos valvulares que se encuentran íntimamente adheridos al tejido muscular del VD y una vez despegados se construye una estructura cónica con los mismos (de ahí su nombre) que permite un funcionamiento correcto de la misma (ver foto). Dicho cono se reimplante en el anillo anatómico (lugar donde debería estar la válvula implantada si no hubiera migrado) y se refuerza dicha estructura con anillo protésico para evitar que se dilate con el tiempo. El resultado quirúrgico fue excelente con una válvula reconstruida con buena apertura y sin insuficiencia residual. Al procedimiento se asoció la cirugía de Glenn (conexión de la vena cava superior a la arteria pulmonar derecha) para disminuir la cantidad de sangre que llega al VD pues pasa directamente a los pulmones y así descargarle de trabajo.
No es el primer caso de reparación valvular que realizamos en el Hospital HM Montepríncipe pero es de reseñar que la anomalía de Ebstein es una patología extremadamente rara y los casos quirúrgicos son escasos incluso en centros de alto volumen de pacientes. De ahí que la técnica no esté implementada en todos los centros y se puede considerar como innovadora en España a pesar de su largo recorrido en otros países. El evitar la implantación de una prótesis en estos adultos jóvenes y la mayor tolerancia al ejercicio mejoran de una forma clara y definitoria la calidad de vida de nuestros pacientes. Así mismo evitamos la necesidad de anticoagulación y los riesgos asociados a la misma.
En la UCC apostamos por la vanguardia quirúrgica y seguimos por esa senda con la mejora de nuestras técnicas y experiencia para poder ofrecer a nuestros pacientes las últimas novedades implementadas en el mundo de la cirugía cardíaca congénita.