El ritmo cardíaco normal (ritmo sinusal), se produce mediante la generación automática de un impulso eléctrico en una región del corazón llamada nódulo sinusal situada en la parte postero-superior de la aurícula derecha. Este impulso, una vez generado, se distribuye a través de tejido nervioso específico hacia los ventrículos produciendo secundariamente una contracción de las cavidades cardíacas de manera secuencial. Sistema de conducción.
Conviene recordar que la frecuencia cardíaca varía a lo largo del día, y varía en función de nuestro grado de actividad física u otros factores, como situaciones de estrés emocional, ejercicio físico, etc… Por otro lado, la frecuencia cardíaca “normal” para una persona concreta depende de múltiples factores, como la edad (los niños presentan una frecuencia cardíaca más elevada que los adultos de forma normal), grado de entrenamiento, nivel de hemoglobina en sangre, etc…
Se denomina arritmia a cualquier pérdida del ritmo sinusal normal (descrito anteriormente). Están causadas por alteraciones y patología del sistema de conducción intracardiaco. Puntualmente, algunas patologías de origen no cardíaco (Hipertiroidismo, Hipertensión intracraneal, trastornos iónicos,..) pueden ocasionar arritmias como parte de su sintomatología.
En los niños son infrecuentes, y cuando aparecen son, en general, de tipo benigno o incluso variantes de la normalidad, y en su mayoría no suelen necesitar tratamiento alguno ni dar síntomas.
De existir síntomas, las más frecuentes son sensación de “vuelco del corazón” o palpitaciones (latidos fuertes cardíacos). Estos síntomas son frecuentemente originados por la presencia de extrasístoles, o impulsos eléctricos que se intercalan esporádicamente entre los latidos normales, generando contracciones cardíacas irregulares y latidos fuertes. Las extrasístoles son en su gran mayoría benignas, y generalmente se notan más en reposo y en posición tumbada, y menos durante la realización de ejercicio físico.
Los mareos y síncopes son una disminución o pérdida de conocimiento que pueden o no tener un origen cardíaco. Se deben a una insuficiente circulación cerebral por una bajada transitoria de la tensión arterial. Aunque la mayor parte de los síncopes en la edad pediátrica son de origen benigno, un bajo porcentaje de ellos puede ser debido a una arritmia patológica que produce secundariamente una inadecuada o ineficaz contracción cardíaca, o una alteración de la frecuencia cardíaca normal tanto por defecto (escasos latidos por minuto) como por exceso (demasiados latidos por minuto), de forma que no da tiempo para que el corazón se contraiga con normalidad. La clínica de mareo o síncope, dependiendo de sus características y de los antecedentes individuales o familiares de un paciente, puede constituir un signo de alarma que requiera una valoración cardiológica más exhaustiva.
En casos extremos e infrecuentes, una arritmia puede producir muerte súbita cardíaca (pérdida prolongada del nivel de conciencia que sólo se recupera con medidas de resucitación cardiopulmonar).
Una clasificación sencilla de las arritmias consiste en dividirlas en:
- Arritmias lentas o bradiarritmias (número bajo de latidos por minuto), cuyo tratamiento, de necesitarlo, es un marcapasos.
- Arritmias rápidas o taquiarritmias (número elevado de latidos por minuto), cuyo tratamiento, de necesitarlo, puede ser un fármaco, un cateterismo de ablación o un desfibrilador implantable.
Unas y otras pueden originarse en cualquier tramo del sistema de conducción intracardiaco: nodo sinusal, tejido auricular, nodo auriculoventricular, tejido de conducción intraventricular (haz de His) y tejido ventricular, pudiendo coexistir y alternar varias arritmias en la misma persona.
En distintos capítulos se tratarán en más detalle los distintos trastornos del ritmo cardíaco normal.