El Dr. Álvaro G. Rocafort, experto en reparación valvular congénita
El Dr. Álvaro G. Rocafort, experto en reparación valvular congénita
Dr. Álvaro González Rocafort (Jefe de Cirugía, Unidad de Cardiopatías Congénitas, Hospital Universitario Montepríncipe. Madrid)

Desde hace 10 años, el Dr. Álvaro G. Rocafort, jefe de Cirugía Cardiaca de la Unidad de Cardiopatías Congénitas (UCC) en el Hospital Universitario HM Montepríncipe, está llevando a cabo con excelentes resultados múltiples técnicas conservadoras valvulares (valvuloplastias) en casos complejos de valvulopatía congénita, siendo en la actualidad, un referente nacional en esta materia.

Hasta hace pocos años, la única solución en la valvulopatía congénita mitral y aórtica era sustituir la válvula y reemplazarla por una prótesis valvular artificial. Esta opción supone un serio problema en la población infantil y en la adolescencia, puesto que conlleva importantes desventajas:

  • Inexistencia a nivel comercial de prótesis valvulares de tamaño menor a 16 mm de diámetro, cuando alguno de nuestros pacientes congénitos tienen válvulas con diámetros menores que no tienen, por tanto, acceso a prótesis artificiales.
  • Ausencia de crecimiento de la prótesis en paralelo al desarrollo pondero-estatural del niño. El implante de prótesis que “no crecen” obliga a llevar a cabo numerosas reoperaciones para reemplazar la prótesis valvular por otra de mayor tamaño a medida que el niño crece.
  • Necesidad de anticoagulación oral tras el implante protésico valvular, medicación cuyo control no es fácil en niños.

La alternativa al implante de una prótesis valvular es intentar preservar la propia válvula mediante técnicas conservadoras (valvuloplastia). La valvuloplastia ha sido desarrollada principalmente en la población adulta con cardiopatías adquiridas. Este hecho se debe a que la valvuloplastia quirúrgica en la valvulopatía congénita en niños reviste una especial dificultad, debido a los reducidos tamaños de las válvulas y a la propia patología congénita, siempre compleja y muy variada.

El Dr. Álvaro G. Rocafort lleva trabajando intensamente desde hace 10 años en la reparación valvular congénita y en técnicas avanzadas en la patología mitral congénita en niños pequeños, con dos objetivos:

  • Aplicar diversas técnicas artesanales conservadoras en la válvula nativa para mejorar y prolongar el funcionamiento de la propia válvula durante al menos algunos años, posponiendo el implante de una prótesis valvular hasta la edad adulta.
  • Aplicar técnicas especiales vanguardistas en casos extremos de patología mitral en niños pequeños para proporcionar un adecuado funcionamiento valvular y calidad de vida a pacientes que, de otra forma, sobrevivirían apenas unos años. Se trata de casos con anillos valvulares pequeños en los que no es posible ni la valvuloplastia ni el reemplazo valvular con prótesis comerciales de tamaño adecuado.

Sus resultados hasta el momento son excelentes, logrando ambos objetivos en los niños operados en su Unidad.

En la válvula aórtica ha realizado estas técnicas con un resultado funcional cercano a la normalidad valvular (sin estenosis ni insuficiencia valvular significativas) y que se aproximan a los 10 años de seguimiento, mejorando las técnicas del Dr. Fernando Villagrá, su predecesor y maestro.

En la válvula mitral, en un grupo reducido de pacientes infantiles con válvulas pequeñas y situaciones críticas de insuficiencia cardiaca e hipertensión pulmonar, ha liderado a nivel nacional varias técnicas vanguardistas de sustitución mitral con excelente resultado hemodinámico a lo largo de 2-3 años de seguimiento, proporcionando supervivencia y una buena calidad de vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Técnicas en la válvula mitral: Imagen de la izquierda: Técnica de implante en “Chimenea” (publicación del Dr. AG. Rocafort). Imagen de la derecha implante de Melody

En la válvula tricúspide, y concretamente en la enfermedad de Ebstein, tanto en neonatos y niños pequeños como en adultos, el Dr. Álvaro G. Rocafort ha conseguido una reparación cercana funcionalmente a la normalidad, preservando la propia válvula y evitando el implante de una prótesis. Aplica técnicas reparadoras conocidas como la plastia de Cono.

Imagen superior izquierda: La válvula tricúspide se sitúa entre la aurícula y ventrículo derecho pero en la Enfermedad de Ebstein está desplazada hacia el ventrículo derecho y es muy insuficiente. Imagen superior derecha: En el centro de la imagen se sitúa la válvula tricúspide con sus valvas blanquecinas completamente competente, sin insuficiencia. Imágenes inferiores sucesivos pasos en la plasta tricúspide

La técnica es laboriosa y tiene como objetivo liberar las valvas de sus adherencias y unirlas formando un embudo o cono con fenestraciones para facilitar el paso de la sangre evitando su retroceso.

Según nos ha comunicado el Dr. Álvaro G. Rocafort: “con el empleo de estas técnicas conseguimos mejorar el funcionamiento de esas compuertas del corazón, consiguiendo que lo hagan de forma eficaz y sin apenas lesión residual, con lo que el corazón tiene que trabajar mucho menos”. Compara el corazón con el motor de un coche: “cuando todos los componentes de ese motor privilegiado que tenemos funcionan sin defectos, se prolonga su vida útil. Sin embargo, el desgaste que provocan las lesiones en las válvulas hace que se acorte el tiempo de funcionamiento del motor”.

Uno de los porqués para utilizar las técnicas de plastia valvular es que: “empleamos el tejido propio del paciente y así podemos retrasar la implantación de prótesis valvulares artificiales en corazones en crecimiento, lo que es de vital importancia en el futuro del paciente”. Además, el uso de la plastia a veces se convierte en una obligación: “en ocasiones, como en neonatos o pacientes con válvulas muy pequeñas, no tenemos otra opción, pues no hay prótesis de menos de 16mm de diámetro;, por lo que dominar estas técnicas es primordial para cirujanos que operamos niños”.

Hay que tener en cuenta que, en algunas situaciones, como aquellas en las que existen válvulas muy desestructuradas, es muy probable que estas reparaciones fracasen de forma precoz o no sean posibles. Es por ello que “en la Unidad de Cardiopatías Congénitas estamos utilizando recursos terapéuticos innovadores en estos niños para conseguir restaurar el correcto funcionamiento de su corazón”.

Pertenecer a un grupo con espíritu vanguardista inculcado desde su fundación por el Dr. F. Villagrá permite realizar dichas mejoras: “La Unidad de Cardiopatías Congénitas (UCC) ha sido la única unidad quirúrgica de la medicina privada y, revisando la literatura, la primera de España, en utilizar la prótesis valvular Melody en posición mitral en niños de menos de 5 Kg en 2016”. “A día de hoy, estos pacientes siguen muy bien y con la válvula funcionando sin problemas”, comenta el Dr. G. Rocafort.

El primer hospital que utilizó esta prótesis en posición mitral fue el Boston Children Hospital en 2012; la Melody es una prótesis biológica yugular bovina montada en un stent (como un muelle cilíndrico) diseñada para implantarla por cateterismo en posición pulmonar. “A pesar de no estar aprobada oficialmente para niños tan pequeños y en posición mitral, su utilización en estos dos casos nos ha permitido sacar con vida a estos pacientes de quirófano.” Las ventajas de esta prótesis es que, al estar soportada en un stent, permite calibrar su diámetro al tamaño adecuado para válvulas menores de 16mm, una vez que la plastia ha fallado o no es posible.

Queda aún mucho campo por descubrir y avanzar en el desarrollo y uso de estas técnicas; de lo que no hay duda es que la Unidad de Cardiopatías Congénitas estará siempre a la vanguardia para adoptarlas y ofrecer las mejores posibilidades terapéuticas a los niños que trata.

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